Economía de la longevidad y colaboración intergeneracional

El
aumento de la esperanza de vida se incluye entre los grandes retos a los que se
enfrenta la sociedad actual, ocasionando que la longevidad pase desapercibida
cuando se trata de reconocer esta realidad como el gran logro alcanzado por la humanidad.
“No estamos leyendo bien el cambio
demográfico”, apuntaba Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social
de España, durante la presentación de la tercera edición del “Mapa
del Talento Sénior, Jóvenes y mayores en el mercado laboral. La colaboración
intergeneracional”, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics
de Fundación Mapfre, en un acto celebrado en la mañana del 31 de octubre en
Madrid. El informe aportaría una serie de datos relevantes que acaban con las
creencias erróneas en torno a la presencia de los séniores en el mercado
laboral. Abordando en todo momento esta realidad demográfica de forma positiva,
Costas planteaba la necesidad de llevar a cabo un cambio de perspectivas en
torno a la sociedad, la empresa y la propia familia.
En
esa adaptación de nuestro Estado del Bienestar a una sociedad más longeva,
Elena Sanz, directora general de Personas y Organización en MAPFRE, destacaba
la necesidad de flexibilizar el retiro laboral, a través de “incentivos
potentes” y eliminando aquellos desincentivos que impiden a la población sénior
trabajar. “Tenemos que aprovechar que la generación sénior actual viene de una
cultura de esfuerzo y ahorro”, apuntaba. En esta idea, Rafael Puyol, coautor
del estudio y catedrático emérito de Geografía Humana de la Universidad
Complutense, señalaba como, a diferencia de otros países europeos en los que el
trabajo parcial estaría más estandarizado, “en España se sigue trabajando full
time hasta llegar a la jubilación”. Una realidad que se recogería en el
estudio, mostrando como, por lo general, las carreras laborales en nuestro país
serían más cortas en comparación con otros países del entorno. Tomando como
referencia uno de los principales hallazgos que muestra el citado Mapa del
Talento Sénior, referido al aumento de desempleados séniores (mayores de 55
años) que se vendría registrando desde 2008, Puyol planteaba la necesidad de llevar
a cabo un pacto entre los cuatro interlocutores del mercado laboral. Estos
serían las administraciones públicas, los sindicatos, las empresas y los
propios séniores. De esta manera, se trataría de poner fin al paro de larga
duración que afectaría en mucha más medida a los trabajadores séniores que a
los jóvenes (16 a 29 años).
Acabando
con los mitos en torno a los séniores
Durante
la presentación también se hacía referencia, al hecho de que, pese a no estar
actualmente en un entorno óptimo para el trabajo por cuenta ajena, la
contribución de los séniores al mismo sería especialmente relevante. Mientras
que la cifra de séniores autónomos ascendería a un millón, la de jóvenes se
reduciría hasta suponer un total de 100.000.
Los
resultados que se recogen en esta tercera edición ponen fin en todo momento a
una de los mitos más extendidos, los efectos negativos que tendría sobre los
jóvenes la presencia de trabajadores séniores en el mercado laboral. “Hay una
falacia que es muy intuitiva y es que en economía en un momento determinado hay
un número de puestos de trabajo disponibles, cuando sabemos empíricamente que
cuanta más gente trabaje en un país, independientemente de su edad, más trabajo
hay”, apuntaba Antón Costas.
Los
hallazgos también acabarían con otros mitos, como la creencia de que el mercado
laboral lo constituyen principalmente trabajadores jóvenes o que los séniores
se mantendrían alejados de cualquier proyecto de carácter tecnológico. “Aspiramos
a contribuir a erradicar de manera definitiva el edadismo y con eso lograremos una
fuerza laboral más cohesionada y productiva”, concluía Juan Fernández Palacios,
director del Centro de Investigación Ageingnomics.