Oportunidades de una sociedad intergeneracional

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03-03-2023

La coexistencia de cada vez más diversas generaciones en nuestra sociedad ha acrecentado el interés acerca de cómo estas interactúan entre sí. Es lo que se conoce como intergeneracionalidad, cuyo fin último sería lograr que todas las personas ejerzan su responsabilidad social como sujetos activos en la sociedad, mediante la unión entre generaciones. Promover la participación de la ciudadanía repercutiría a su vez de forma positiva en la visión construida en torno a la vejez y la longevidad, reclamando el espacio que le corresponde y, no siempre le es reconocido, a la población mayor. Poniendo el foco en este colectivo, y en la mejora de su calidad de vida a través de la puesta en marcha de acciones intergeneracionales, el Centro Internacional de Envejecimiento presentaba recientemente la “Guía para la Intergeneracionalidad: Convertir los retos de las sociedades longevas en oportunidades”.

 

Las iniciativas intergeneracionales tratarían de combatir las desigualdades, fomentando la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, así como crear entornos más inclusivos, reforzando la cohesión social. “En el caso de las personas longevas, dicha desigualdad se explicita en dos situaciones especialmente injustas: la precariedad, que impide radicalmente el disfrute de una longevidad placentera; y la discriminación por edad”, recoge la guía. La colaboración, reciprocidad y solidaridad entre todas las personas que integran una comunidad, resultaría fundamental para crear sociedades más justas y respetuosas. Es aquí, donde cobraría importancia la interdependencia, dejando a un lado el individualismo y tejiendo redes comunitarias que nos permitan hacer frente a los retos futuros, mediante la puesta en valor de los cuidados.

 

Intergeneracionalidad frente al aislamiento

 

El documento también señalaría la intergeneracionalidad como el medio a través del que combatir uno de los problemas más extendidos en la sociedad actual, la soledad no deseada. Favorecer las relaciones inter-etarias en diferentes ámbitos, más allá del familiar, como pudiera ser el escolar o el laboral, permitiría a las personas socializar y generar nuevas relaciones, paliando el sentimiento de aislamiento y exclusión y abriendo nuevas perspectivas desde las que entender la vida. Es, por tanto, una forma de aprendizaje común, en el que ambas partes se ven beneficiadas. “Los programas y proyectos intergeneracionales conciernen a relaciones entre seres humanos que buscan, de manera intencionada, un beneficio tanto a nivel individual como comunitario. El aprendizaje que se genera a través de los valores compartidos parte de un respeto mutuo hacia las diversidades, busca el entendimiento y la cohesión: en definitiva, un encuentro verdadero y un cambio para la construcción de “algo” valioso y en común”, expone la guía.

 

El aumento de la esperanza de vida nos ofrece la oportunidad de vivir más años y son las iniciativas intergeneracionales una forma a través de la que lograr aportar calidad de vida a esos años ganados. Aprovechar las capacidades de las personas mayores no solo repercutiría positivamente en su autonomía y desarrollo, sino que a su vez nos permitiría seguir creciendo como sociedad.