María Branyas, vida de una pensionista de clases pasivas centenaria

Nacida
en San Francisco (Estados Unidos) en 1907, María Branyas Morera, celebraba el
pasado 4 de marzo su 116 aniversario. Tras convertirse en mayo del 2020 en la
persona más longeva de España, Banyas volvía a hacer historia el 5 de enero del
2023, al pasar a ser la persona más anciana del mundo, tras el fallecimiento de
la francesa Lucile Randon, a la edad de 118 años.
Con
motivo de su aniversario, el pasado 9 de marzo, José Luis Vinuesa Canals, habilitado
de clases pasivas, se desplazaba hasta Gerona para felicitar personalmente a la
señora Branyas. “Sus 116 años no han ocultado su elegancia, su paciencia, su
buen carácter y sus ganas de vivir. Su secreto, aceptar a los demás tal y como
son, y no alterarse ni disgustarse mucho por lo que pasa. No quisimos alargar
la conversación para no cansarla, a pesar de que nos hubiese gustado hablar con
ella mucho más”, apunta Vinuesa, quien desde el 2016 se encarga de tramitar su
pensión.
Hija
de una barcelonesa y un periodista de Pamplona, que llegaría a dirigir la
revista americana Mercurio, pasó sus primeros años de vida en Estados Unidos, hasta
instalarse, cuando todavía era una niña, finalmente en Cataluña, habiendo residido
en diferentes localidades. Desde hace más de dos décadas, María Branyas, vive
en la Residencia Santa María del Tura de Olot. Entre sus hazañas y logros,
también se encuentra haber vencido a la Covid-19 en el año 2020, a la edad de
113 años.
A
través de su perfil en la red social Twitter, Super Àvia Catalana (súper abuela
catalana), que congrega a más de 11.000 seguidores, María Branyas reflexiona en
apenas 280 caracteres sobre su experiencia vital y detalla algunos aspectos de
su vida que, en ocasiones, acompaña de fotografías.
Acompañamiento
de los habilitados de clases pasivas
La
relación establecida entre el habilitado José Luis Vinuesa Canals, con nuestra
protagonista, es reflejo de un trato basado en el compromiso, respeto y confianza.
Una manera de hacer y de ser que tiene sustrato en el ejercicio profesional
entendido en una dimensión que llega a alcanzar lo personal. Es esta relación
un ejemplo a poner en valor característico de la relación de estos
profesionales con sus clientes, dada la situación de vulnerabilidad en la que
muchos se encuentran inmersos. Es por ello, por lo que la gestión y el trámite
de prestaciones ha de ir siempre acompañada de un tratamiento más personal y
humano, que permita a la persona sentirse acompañada. En palabras de Rosa Moret
Branyas, hija de María Branyas, la “profesionalidad” que han demostrado siempre
los habilitados, junto a su disposición, proporcionarían tranquilidad a su
madre, al saber que contará con esa cuantía todos los meses. “Ella está contenta
y nosotros también”, apuntaba durante una conversación telefónica, una
manifestación que, aunque parece baladí, es fiel reflejo de una labor
sustentada en los valores de una profesión que sus colegiados llevan a gala.